La firma de Juan Luis M. Retamino

El comentario de hoy en Radio Algeciras de Juan Luis Moreno Retamino 
31/05/2013 
Vaya semana negra que llevamos en cuanto a violencia de género. Perdón, quiero decir vaya partida de malnacidos que con apariencia humana matan a las mujeres con quien conviven o han convivido. No me gusta decir sus mujeres porque las mujeres no son de nadie. Son de sí mismas. Pero discúlpenme, que en esta tragedia, los políticos dicen lacra si bien hay quien hay que condenar, hay que castigar es al macho (cobarde desde luego) que la mata; hay además otras personas que tienen responsabilidad. No voy a señalar a quien tiene responsabilidades en la elaboración de las leyes ni a quien debe aplicarlas o vigilar su cumplimiento. No. Quien puede evitar una muerte de una mujer a manos de su marido o compañero sentimental… las personas que pueden poner su granito de arena para que no sucedan más muertes o maltratos de mujeres no están sentadas siempre en las cámaras legislativas, en los consejos de ministros o de gobierno de las comunidades autónomas. Tampco está en los despachos de los palacios de justicia o en las jefaturas de policías, comandancias de la guardia civil; ni siquiera en las oficinas de los servicios sociales de los ayuntamientos. Quienes pueden, podemos hacer algo, para ayudar a esas mujeres somos todos nosotros. Los vecinos y vecinas, los amigos y las amigas, los compañeros y las compañeras de trabajo o de las colas del paro. Quienes vemos como un hombre le falta el respeto o insulta a una mujer y no hacemos nada somos cómplices por omisión de esa situación. No se trata de que seamos mártires o héroes. Ni supermanes, ni superwoman’s. No se trata de que venga el Capitán Trueno. Pero si nos falta tiempo para llamar a la grua o chivarnos a la policía porque un coche está mal aparcado y no nos deja salir de nuestro garaje. O porque alguien con mala pinta merodea por nuestras calles. Si llamamos a radio Algeciras de la cadena Ser, en la sección “usted dirá” para quejarnos de lo mal que lo hacen los servicios públicos con la recogida de basuras, del exceso de tributos de los detritus caninos provocados por los cerdos dueños, de la suciedad de las calles, si somos tan exigentes con todas esas cuitas; debemos ser exigentes también con nosotros mismos y llamar a la policía cuando sepamos de una situación de maltrato en una pareja amiga, conocida o vecina. Quien se tiene que sentir acosado, agobiado y temeroso ha de ser el hombre maltratador. Entre todos tenemos que conseguir que si alguien, en la pareja, tenga que morir, que sea el maltratador. Pero de miedo.